El por qué de la violencia gratuita en nuestras calles y posibles soluciones para erradicarla

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Contabilizar los daños ocasionados en una noche y dividirlos entre el número de identificados y detenidos. El total es lo que deberían pagar para revertir el mal ocasionado que luego acabamos pagando entre todos los contribuyentes mediante impuestos.

Esta sería una manera de conseguir un «riesgo» y un «miedo» a la hora de salir a la calle a cometer actos violentos, ya que si me pillan pagaré los platos rotos que ha ocasionado la masa la cual he aprovechado para refugiarme. Ya no podríamos hablar de violencia «gratuita». Ahora la violencia habría que pagarla.

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La ausencia de consecuencias jurídicas (tanto penales como civiles) juega un papel preponderante en este tipo de actos violentos; pues sin un «pequeño riesgo» y sin un «pequeño miedo» a unas posibles acciones jurídicas severas posteriores a la violencia, resulta muy fácil atreverse a salir a la calle a pasárselo bien quemando contenedores, lanzando piedras a la policía y destrozando mobiliario urbano.

La masa como refugio

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En suma, es difícil acabar con este tipo de conductas que perjudican gravemente a la seguridad ciudadana, comprendida esta como la convivencia en paz y armonía de todos los habitantes del país. Pero, ¿por qué no intentarlo? ¿Por qué no endurecer las penas y sanciones pecuniarias para todo aquel que se identifique en este tipo de actos vandálicos y agresiones violentas hacia la policía?

Criminólogo Zeta





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