El papel ausente de la criminología en le reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana en España

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Carlos Rago • Criminólogo

Toda reforma normativa y/o legislativa suele ir respaldada por un elenco de profesionales del sector en cuestión quienes, mediante la experiencia, estudios y estadísticas verán viable o no el posible cambio o enmienda.

Sería ilógico pensar que una ley sanitaria hubiese salido adelante sin contar con médicos o científicos. De igual modo, una ley económica habrá sido previamente estudiada por reconocidos economistas y empresarios.

¿Habrán consultado la reforma de la Ley de Seguridad Ciudadana con algún especialista en materia de seguridad? Parece ser que no, de lo contrario sería inviable que saliera adelante. Más bien, parece ser una reforma politizada para mantener la estabilidad parlamentaria de conformidad con los acuerdos previstos con otros partidos políticos en su día.

El papel de la criminología en materia de política criminal

En cambio, hay una figura profesional en España que se encarga de este tipo de aspectos. Aquí entra en juego el preponderante y, al mismo tiempo, olvidado papel del criminólogo.

Dentro de esta ciencia multidisciplinar, la Criminología engloba, más allá del estudio del delito y de la víctima, un ámbito de política criminal. De hecho, es una de las asignaturas anuales que esta carrera universitaria lleva implícita en su plan de estudios.

La política criminal es el conjunto de acciones, medidas, herramientas, instrumentos y estrategias que debe llevar a cabo, en este caso, el gobierno de un estado tendentes al control y prevención de los delitos y de las conductas proclives a delinquir. En esta materia los criminólogos son expertos. ¿Se les habrá ocurrido preguntar? ¿Se habrá trazado un plan de política criminal para llevar a cabo esta importante reforma?

Las infracciones de la Ley de Seguridad Ciudadana son la antesala del delito

Aunque le Ley de Seguridad Ciudadana no versa sobre hechos delictivos, las infracciones que en ella se recogen son la antesala de los mismos; de tal manera, una laxitud y relajación de medidas administrativas, conllevará un aumento de los delitos. El ejemplo más claro es la rebaja en la sanción, de grave a leve, en la tenencia de drogas en la calle.

Si el que lleva droga en la calle, seguramente para el consumo, no tiene una sanción ejemplar y, por tanto, una sensación de riesgo, y ve que con una cuantía irrisoria de multa le sale rentable el consumo y la tenencia, se acrecentará la dependencia a este tipo de sustancias estupefacientes y, como ya bien es conocido, esta dependencia hará que se tenga la necesidad de conseguir dinero fácil para satisfacerla, aumentándose, aún más, los robos con violencia, hurtos, robos con fuerza, etc… Al final, todo ello, en detrimento de la seguridad ciudadana de todos.

El criminólogo reúne el perfil idóneo para haber sido, como mínimo, preguntado acerca de todas estas medidas, permitiendo un asesoramiento en materia de política criminal antes de llevar a cabo cualquier reforma legislativa que conlleve un retroceso en las libertades, paz y armonía social de todas las personas.

Los policías son la voz de la experiencia

Sin ir más lejos, los policías, guardias civiles y las policías autonómicas son lo más próximo al criminólogo. Los agentes que lidian día a día en las calles son la voz de la experiencia y saben mejor que nadie cómo abordar la materia delincuencial y de seguridad ciudadana. Parece ser que a estos colectivos del ámbito de la seguridad tampoco se les ha preguntado. De hecho, han tenido que manifestarse (circunstancia poco común) para dar voz a la seguridad de las personas y decir no a esta incongruente reforma.

Si la policía te está diciendo clara y contundentemente que la citada reforma abocará a la inseguridad ciudadana, ¿de verdad que ningún ente parlamentario va a reflexionar sobre si es adecuada o no?

¿Os imagináis que en plena pandemia COVID se hubiera decretado eliminar las mascarillas y relajar las medidas? Pues aquí va a pasar lo mismo. Hoy en día va en aumento en las calles los actos vandálicos, la delincuencia, la pérdida de autoridad de la policía… Si a todo esto, eliminamos y relajamos medidas, el resultado será caótico en la seguridad ciudadana.

Además, viendo el clima que cada día más se observa en las calles de España, otorgar beneficios a los infractores y restringir competencias a los encargados de velar por la ley, es una mezcla que, lo único que va a generar es un clima y sensación de inseguridad en las personas que salgan a la calle.

Esperemos, por el bien de todos los ciudadanos, que no se lleve a cabo tal reforma; de lo contrario, sería dar un paso hacia atrás en materia de seguridad ciudadana y un paso adelante en el favorecimiento de conductas delictivas.





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