Deepfakes, ¿cómo se aprovechan de esta tecnología para engañarnos?

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Una imagen vale más que mil palabras y cuando se trata de desinformar, puede valer aún más. Los ciberdelincuentes llevan tiempo empleando este tipo de tecnología, conocida como deepfake, para manipular imágenes, vídeos y archivos con consecuencias mucho más graves que una noticia falsa. En el siguiente artículo se profundizará en esta nueva tecnología y como afecta a los usuarios.

Hoy en día, en plena era de la información y las comunicaciones, somos testigos de un enorme avance en los métodos de desinformar y engañar a los usuarios. Comenzó como una broma, una forma de editar vídeos y poner nuestro rostro en famosos, pero la tecnología deepfake fue evolucionando hasta convertirse en una de las formas de fraude y desinformación más difíciles de reconocer a día de hoy.

¿Qué son los deepfakes?

La palabra deepfake es un término combinado de deep learning y fake, es decir:

  • Deep learning o aprendizaje profundo hace referencia a una de las ramas de la inteligencia artificial.
  • Fake o falso, hace referencia a la elaboración de falacias en la red, del mismo modo que las fake news.

Podríamos definir de manera sencilla los deepfakes como vídeos manipulados para hacer creer a los usuarios que los ven que una determinada persona, tanto si es anónima como si es personaje público, realiza declaraciones o acciones que nunca ocurrieron. Para la creación de dichos vídeos, se utilizan herramientas o programas dotados de tecnología de inteligencia artificial que permiten el intercambio de rostros en imágenes y la modificación de la voz.

Según lo anterior, podemos identificar dos tipos de deepfakes:

Imagen decorativa que representa gráficamente lo que es deepface y deepvoice
  • Deepface: en este caso, se trata de superponer el rostro de una persona en la de otra y falsificar sus gestos. En algunos casos, el resultado es tan realista que resulta muy difícil identificar el engaño o fraude.
  • Deepvoice: en este otro caso se trataría de unir frases y palabras sueltas utilizadas por una persona para crear un discurso. Incluso, es capaz de clonar la voz original a partir de estos fragmentos

¿Son una amenaza?

El mayor peligro reside en la facilidad para crear este tipo de fraudes, y es que con una aplicación cualquier persona puede crear un vídeo falso pero muy creíble. Si ya es difícil detener la viralización de noticias falsas por la red, imaginemos si se trata de un formato en vídeo con la rapidez que tienen para extenderse por todo Internet.

Por otro lado, al ritmo al que avanza esta tecnología, en poco tiempo será casi imposible identificar si se trata de una falsificación o no, llegando a crear verdaderos estragos en la credibilidad o reputación de una persona. Si las noticias falsas ya influyen en temas tan importantes como en la crisis sanitaria que estamos viviendo actualmente debido al coronavirus, imaginemos lo que podría conseguirse con las deepfakes.

¿Te imaginas a un personaje conocido con cierta reputación dando unas declaraciones en las que dijera que el COVID-19 es un virus de laboratorio cuyo principal objetivo es reducir el número de habitantes de la Tierra? Aunque parezca mentira, con esta tecnología sería posible manipular imágenes y voz de dicho personaje para poner en circulación un discurso de estas características y crear alama y confusión en la sociedad, además de manchar su imagen personal.

Otro ejemplo, recibes por WhatsApp un vídeo de tu vecina en el que aparece haciendo un baile erótico en una tarima, ¿estás seguro de que ella ha hecho ese baile? ¿O alguien ha creado un deepfake que utiliza su imagen para hacerle daño?

Como puedes ver, las deepfakes pueden resultar una amenaza para la sociedad al tener implicaciones sociales, morales y políticas.

Imagen de Pixabay





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